lunes, 29 de agosto de 2011

Ave Cesar

Muy interesante reboot de la saga de El planeta de los simios tras el fallido intento de resucitarla llevado a cabo por el genial Tim Burton, que patinó de lo lindo. Ahora, los ejecutivos de la Fox han conseguido en poco tiempo dar un soplo de aire fresco a buena parte de sus históricas franquicias, empezando por la espléndida X-Men: First Class, ahora con El origen del planeta de los simios (Rise of the Planet of the Apes) y el año próximo con la apetitosa precuela de Alien que Ridley Scott rueda en estos momentos: Prometheus.

La que nos ocupa, El origen del planeta de los simios (Rise of the Planet of the Apes), ha sido vendida como original aunque en realidad es una puesta al día con presupuesto y factura de blockbuster de La rebelión de los simios (Conquest of the Planet of the Apes, J. Lee thompson, 1972). Es a todas luces injusto que el guión venga  firmado por solo Rick Jaffa y Amanda Silver, cuando toman no uno sino varios elementos clave de la historia escrita en su día por el desaparecido Paul Dehn, empezando por el nombre del protagonista: César.

De una sociedad futura donde un virus ha acabado con las mascotas humanas (perros, gatos) y éstas han sido sustituidas por simios, que se rebelan contra los humanos liderados por César, un mono inteligente y capaz de hablar, en la película de Thompson, hemos pasado en El origen... a la época presente, en la que los simios son utilizados (y no es ficción) para probar medicamentos. Experimentando con una cura para el alzheimer, una hembra de simio desarrolla una inteligencia extraordinaria, pero un buen día le entra un ataque de ira y es abatida a balazos. En realidad defendía a la cría que llevaba dentro, a la que logran salvar y que adopta el protagonista, interpretado correctamente por James Franco. Le llaman César y pronto se dan cuenta que es un simio fuera de lo normal, aún más inteligente que cualquier bebé. Años después, al defender a un ser querido, enfermo de alzheimer, César es obligado a abandonar su convivencia con humanos y lo encierran en un local de mala muerte en el que conviven torturados chimpancés, orangutanes y un gorila. Pronto, César se dará cuenta que su misión es la de liberar a los suyos de la opresión humana. Parecidos ¿no?

Las diferencias también son notables, en este caso a mejor. La acertada decisión de sustituir el látex por CGI de última generación ha posibilitado un enorme abanico de posibilidades narrativas y un lienzo en blanco para que el director, Rupert Wyatt, juegue con la expresividad de los simios a su antojo, de lo que se beneficia enormemente la película, cuyos mayores aciertos están ahí, el que sin una línea de diálogo, como en el cine mudo, sepamos lo que pasa por la cabeza de César y de otros simios. Situar la acción en San Francisco y compartir lugares comunes con una obra maestra como Vertigo (Muir Woods) son otros detalles a su favor.

Wyatt, en su primer proyecto para un gran estudio, ha pasado la prueba con nota, No solo nos ofrece un producto entretenido y con cierta enjundia, sino que ha revivido una saga agonizante a base de buen pulso narrativo y de tomarse en serio a los personajes que tenía entre manos, tanto humanos como simios, con la excepción de Freida Pinto, guapísima pero un mero florero, y los demasiado estereotipados Brian Cox y Tom Felton.

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