lunes, 5 de marzo de 2012

Deja vú

Lo francés está de moda así que me he permitido la licencia de titular así la entrada. Mal que lo diga yo, pero creo que está bien traido, que se dice. No solo se llama así una entretenida película del alma mater de El invitado (Safe House), Denzel Washington, sino que su significado (ya visto) encaja aquí como anillo al dedo.

Como Pelham 1,2,3 o El libro de Eli (The Book Of Eli) no acabaron de funcionar, ultimamente Denzel debe bajarse los humos y compartir cartel junto a nombres con más tirón entre la chavalería. Le ocurrió con Chris Pine en Imparable (Unstoppable), que no fue ningún taquillazo, y ahora con el simpático Ryan Reynolds. Este interpreta a una especie de becario de la CIA que deberá demostrar su valía cuando recae sobre él la responsabilidad de velar por la seguridad de Tobin Frost (Denzel), un ex agente que sabe mucho de muchos, comercia con ello, y es perseguido por todo lo peor que hay en Sudáfrica, a juzgar por la cantidad de maleantes, francotiradores y mercenarios que se encuentra a su paso.



Tiene su punto de interés, se sigue sin ninguna dificultad pero su capacidad de sorpresa es nula. A juzgar por los resultados de taquilla, la jugada ha salido bien pero a los que hemos visto unas cuantas películas en nuestra (no tan corta) vida, no podemos sino bostezar ante los trucos argumentales, pistas falsas y golpes de efecto que, uno detrás de otro, se suceden sin descanso. Los tiroteos apabullan, aunque están rodados con cierta pericia por el joven realizador Daniel Espinosa, y Denzel Washington nos regala uno de esos papeles que los borda sin despeinarse el tupé (si es que vale esta comparación con un negro de pelo indomable).

Incluso la estética, con abundancia de grano y de imágenes saturadas de luz, muy contrastadas y paleta manipulada, nos traslada a las filmografías de los hermanos Scott y a otros títulos infinitamente superiores como Black Hawk Derribado( Black Hawk Down) de Ridley o El fuego de la venganza (Man On Fire) de Tony.

Nos encontramos, en definitiva, ante una de esas películas que ponen como ejemplo para atacar sin piedad al cine procedente de Hollywood. En este caso, con toda la razón del mundo. Para colmo, la distribuidora en España la titula El invitado cuando la traducción literal Piso franco (Safe House) tiene...espera. Un momento. Piso...franco. Ahora lo veo claro. Menos mal que no me dedico al marketing cinematográfico. 

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