sábado, 22 de octubre de 2011

Intriga poco contagiosa

Reconozco que me dan mal rollo. Ya en su momento La amenaza de Andrómeda (The Andromeda Strain, Robert Wise 1971) me dejó marcado. Era muy pequeño entonces. Demasiado. Mucho tiempo después, Estallido (Outbreak, Wolfang Petersen 1995) me volvió a meter el miedo en el cuerpo, a pesar de que el final resulta cómico y torpe, después de que hubiera oído hablar durante meses de un virus al parecer letal llamado Ébola.

Ahora, oportunamente, tras la polémica pandemia de la Gripe A (H1N1) decretada por la OMS, la rápida fabricación de la vacuna y las millones de dosis vendidas al primer mundo, Steven Soderbergh plantea en Contagio (Contagion) una nueva alarma sanitaria a partir de otro virus con aviesas intenciones y con consecuencias, esta vez sí, catastróficas para la humanidad.



A diferencia de los títulos anteriores, este es un drama coral poblado de nombres conocidos, rodado en diversos formatos, múltiples localizaciones, y con nexos de unión en forma y fondo, con otra obra anterior del director, mucho más brillante: Traffic. Aquí, noto que Soderbergh se ha acomodado, no corre el mínimo riesgo y, con mucho oficio, solo esboza críticas a un sistema en el que los intereses de gobiernos o de la industria farmacéutica, la pasta gansa, se ponen por montera a miles de personas.

Demasiado larga, fría y totalmente inocua, Contagio, solo permanecerá en mi memoria por la potentes interpretaciones de Laurence Fishburne y Matt Damon o el siempre angelical rostro de Gwyneth Paltrow.

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