miércoles, 2 de mayo de 2012

Battleship...agua

En 1998, Peter Berg presentaba en el Festival de San Sebastián Very Bad Things, una sobrada que tenía su punto al intentar emular el cine de Tarantino, con resultados más bien bufos pero que seguí con interés.

Su carrera ha seguido un curso irregular, alternando televisión con cine, labores de dirección con interpretación, hasta que en 2007 le brindaron la oportunidad once in a lifetime de encargarse de un producto mainstream protagonizado por una megaestrella como Will Smith, que venía de romper taquillas con la más que recomendable Soy leyenda ( I Am Legend, 2007). El resultado fue Hancock, película anodina que se sostiene en una curisosa premisa argumental pero que acaba aburriendo. Poca cosa.

Como la taquilla respondió (de hecho se prepara secuela aún sin fecha) Peter Berg quedó bien situado para nuevos proyectos palomiteros con presupuesto generoso. No llegó de inmediato pero ya tenemos el resultado: Battleship, uno de esos blockbusters que se sacan de la manga en Hollywood basándose en un juego. En este caso el que aquí conocemos como Hundir la flota. Vaya por delante que más allá del título y que, efectivamente, algún destructor queda tocado y hundido, el argumento no sigue (ni lo pretende) el esquema del juego.

Aquí, más bien, todo es una escusa para montarse una especie de Independence Day se encuentra con La guerra de los mundos con un toque Transformers.

Despliegue de efectos visuales de primer orden para contarnos la enésima invasión alienígena de Estados Unidos (aunque metan a otros países por eso del mercado internacional) que justifique el intachable comportamiento de su ejército, lo cool del armamento y lo chachi que es convertirse en un infante de marina con derecho a retozarse con la espectacular barbie-hija del gran capitán, interpretado con su habitual humanidad por el acomodado (e imagino que acaudalado) Liam Neeson.

Se hace larga, es monótona. La selección de canciones, eso sí, es excelente aunque poco currada. Ryanna, que no tiene un pelo de tonta, sale airosa de su paso por el ejército, cultivando su imagen de tía dura.

Poca cosa esta Battleship, cuyo guión hace aguas por los cuatro costados, pero que gustará al espectador medio. Es lo que hay.

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