viernes, 13 de julio de 2012

Back To MIB

Es uno de los mejores recuerdos profesionales que guardo en mi disco duro. Hotel Villamagna de Madrid, hace justo diez años. Tommy Lee Jones y Will Smith me vendieron Men In Black 2 a la perfección, dando juego, intentando agradar, simulando (o no) complicidad y naturalidad. Francamente, lo pasé muy bien.

Otra cosa era la película, mediocre, una burda operación de marketing que supuso un punto de inflexión en Hollywood. Muchos se llevaron las manos a la cabeza al ver que, antes de rodar un solo plano, Sony Pictures había invertido casi 50 millones de dólares. La mayoría para pagar a sus dos megaestrellas, su director (Barry Sonnenfeld), y el equipo que le acompañaba.

No es que las cosas hayan cambiado mucho en los despachos de los grandes estudios a nivel de mentalidad, pero viendo la calidad media de los blockbuster estrenados en los dos últimos años puede haber motivos para la esperanza. Men In Black 3 forma parte de esta lista...por los pelos.

Vaya por delante que, sin ser nada del otro jueves, al menos esta vez se han molestado en escribir un guión (en realidad, han sido varios los que han metido mano, pluma o tecla) que recupere la esencia de la película original, que no era para tirar cohetes, y a los comics creados por  Lowell Cunningham en los que se basaron. Una vuelta a la serie B, con elementos de comedia, pero con acabado de superproducción.Es obvio que a Sonnenfeld le venía de perlas un proyecto de estas características. Ha pasado seis años haciendo televisión, muy alejado de la primera línea. Casi lo mismo que le ha ocurrido a otro brillante camarógrafo que decidió pasarse a la dirección, Jan de Bont, que no rueda nada desde 2003.


Sonnenfeld me reconoció que, para él, la saga MIB es la forma de mantener un determinado nivel de vida. Así de claro. Por lo tanto, estamos hablando del vil metal, de la tela marinera. Y con eso no se juega.
Probablemente, bajando considerablemente su caché, ha conseguido que los ejecutivos de Sony den luz verde a una secuela diez años después de la anterior entrega, a pesar de que lo que está de moda son los reboots (del de Spider-Man hablaré en otra entrada posterior). O le han permitido a él dirigirla. Ambas cosas tienen su mérito.Una vez limadas las asperezas que (al parecer) se produjeron durante la (medio)improvisada gestación de MIB2, tanto Will Smith como Tommy Lee Jones dijeron que sí a cambio de un sustancioso cheque.

El esquema argumental es practicamente idéntico a las anteriores. Una amenaza exterior, Boris el animal, está a punto de acabar con nosotros, inocentes terrícolas que, sin saberlo, vivimos rodeados de extraterrestres camuflados. Independientemente de lo poco original que resulta el recurso del viaje en el tiempo, si éste se usa bien, funciona. Y aquí lo hace, aunque a distancias siderales de la entrañable Regreso al futuro (Back To The Future). En este caso concreto, el agente "J" (Will Smith) debe dar, literalmente, un salto en el tiempo para salvar la vida del planeta y, simultaneamente, a su compañero de fatigas y con sorprendentes consecuencias personales.

Aquí es donde MIB 3 tiene su interés. Han dado en el clavo a la hora de contratar a Josh Brolin para meterse en la piel del agente "K" con cuarenta y pico,  un arrugadísimo Tommy Lee Jones en su versión actual, cuasi geriátrica. El recuperar a Bo Welch para la muy vistosa dirección artística y mantener a Danny Elfman como compositor mantienen una coherencia estética que beneficia al conjunto. Aún así, es probable que la mayoría olvidemos esta película en breve, sin necesidad de neuralizador.