lunes, 31 de enero de 2011

End Titles para el gran John Barry

Grande, único, genial. Son algunos de los adjetivos que se me ocurren para calificar a John Barry, uno de los compositores que más han sonado en mi banda sonora personal y que nos ha dejado a los 77 años. Eso sí, desde finales de los 80 su música no era apta para depresivos. Se hubieran tirado por la ventana, fijo. Eso no quita para que el "sonido Barry" sea uno de los más característicos del cine que abarca desde mediados de los 60 hasta finales del siglo XX (su último trabajo fue Enigma en 2001). Era precisamente su forma de orquestar, con la utilización de los instrumentos de cuerda o de viento tan personal, la que hacía que la mayoría de su música sonara igual, sonara a John Barry. No seré yo quien le recuerde especialmente por Memorias de África (Out of Africa,1985) o Bailando con Lobos (Dances With Wolves,1990), magníficas ambas, ojo. Prefiero su origen: Nacida Libre (Born Free,1966) cuyo tema principal es de los más redondos que yo he oído.

En cuanto a su etapa Bond (polémicas aparte con Monty Norman sobre la autoria del James Bond Theme ), esta fue sobresaliente y extraordinaria por la, sí, variedad temática compuesta en casi treinta años de colaboración con la saga. Coincidiendo con el rodaje de El mundo no es suficiente (The World Is Not Enough), en una conversación privada alrededor de un café con Michael G. Wilson, uno de los "dueños" de 007, me dijo que Barry dejó de componer para Bond porque "se había cansado de hacerlo" tras 007: Alta Tensión (The Living Daylights). Era verdad. Años después, me confirmaron en Pixar que le insistieron mucho para que compusiera el score de Los increíbles (The Incredibles). Él accedió en un principio, pero cuando vio que lo que querían era una de Bond se desmarcó del proyecto. Oyendo lo compuesto por Michael Giacchino, y sabiendo el hartazgo de Barry por el sonido 007, entendemos la decisión, coherente. De todas las ideas creadas para el agente secreto, si hubiera que elegir una, me quedo con 007 al servicio de su majestad británica (On Her Majesty's Secret Service ,1969), obra maestra inspiradísima que no solo abarca un tema central brutal sino que, para su triste epílogo, Barry se sacó de la manga (junto a Hal David en la letra) We Have All The Time in the World, acojo y acongojante canción  interpretada como pudo por un enfermo Louis Armstrong. El relativo fracaso de la película hace que no siempre se tenga en cuenta. También destacaría Solo se vive dos veces (You Only Live Twice,1967), cuyo leitmotiv sampleó Robbie Williams en Millenium, u Octopussy, 1983. De hecho, James Bond heredó en parte el sonido del grupo The John Barry Seven, anterior a su éxito como autor de bandas sonoras y años en los que se definió su característico estilo, con gran influencia del jazz fusionado con otros ritmos, fundamentalmente rock. 


De la etapa melancólica, muy amplia que no variada, me vienen a la memoria El león en invierno (Lion in Winter, 1968), Frances (1982) o Chaplin (1992). Una de las mayores y agradables sorpresas que me he llevado con él y donde se comprobaba el poderío de su estilo, con imágenes de grandes espacios, fue viendo en Barcelona el corto rodado para IMAX Across The Sea of Time.Sobrevolar Manhattan en una pantalla gigante, en 3D y con música de John Barry ( sin saber al entrar que era él el autor de la banda sonora) quedará siempre grabado en mis (buenos) recuerdos. La jauría humana (The Chase,1966), Cowboy de Medianoche (Midnight Cowboy, 1969), En algún lugar del tiempo (Somewhere In Time,1980), La gran ruta hacia China (High Road To China, 1983), Fuego en el cuerpo (Body Heat, 1981) o la apasionante Jugando con el corazón (Playing By Heart,1998) son otras que quiero destacar. Hasta George Lucas le encargó el notable score de la nefasta Howard: un nuevo héroe (Howard The Duck,1986), sintonía durante años de Notas de Cine, programa de bandas sonoras que tuve en un par de radios.
Allí donde estés, gracias John. Una pena que tú no vivas dos veces.

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